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Lugares de infinito encanto.


Las ciudades siempre tienen un lugar icónico en alguna parte, pero en una ciudad como Londres es difícil saber cual es el espacio más "importante" o instagrameable de todos. Desde un Tower Bridge encantador, desde sus famosas calles como Baker Street o Abbey Road, hasta sus zonas increíblemente bellas, como Soho o Notting Hill. Londres tiene miles de rincones que valen la pena ser vistos.

El post de hoy se trata de uno de los lugares que posiblemente sea el más fotografiado de todos y que no importa cómo, cuando o desde dónde sea la toma, esta parte de Londres es más que reconocida en todo el mundo.

Claramente hablo del Puente de Westminster. Desde aquí tenemos a dos de los totems culturales más importantes de Londres y en un solo giro de trescientos sesenta grados podemos capturar vistas hermosas del monumental London Eye y del imponente Big Ben.

Permíteme decir que de estos dos, hay uno que es mi favorito. Tal vez porque está del lado noroeste del Palacio de Westminster o porque es el reloj de cuatro caras más grande del mundo y el tercero más alto del planeta. No sé si es por su peculiar estilo neogótico o simplemente porque al pasar por aquí, esta parte de Londres te hace sentir tan grande como su torre, esa que vigila sin descanso alguno, a uno de los parlamentos más bellos que he visto.

Una recomendación muy grande, es que tengas llena de fotografías tu cámara en cualquier viaje a Londres y que para tu lente, tu Gisele Bündchen, sea ese estilizado y bello reloj, el cual estará esperando por ti día y noche. Y aunque suene muy cursi, yo me dejaría quince minutos de mi último día para despedirme de Londres como se debe. En este puente que te mantiene entre la brecha de lo clásico y de lo actual, entre dos colosos que ven todo lo que sucede en esta infinita ciudad.

Créeme que el Palacio de Westminster, el London Eye, el Big Ben y sus alrededores son perfectos para una mañana después de un buen cambio de guardia. El sol te regalará sombras perfectas y los colores serán ideales para una buena postal. Así que sin dudar, ve temprano y disfruta de una asombrosa sesión fotográfica, el sitio lo merece.

Creo que dentro de este viaje, una de las cosas que más recuerdo es este reloj, lo vi hasta cansarme, como si fuera algo que amara desde hace siglos o algo con lo que había soñado desde milenios atrás. Y créeme que haberle regalado tanto tiempo a este lugar no me deja un mal sabor de boca, al contrario, cada vez que recuerdo Londres, pienso que esta ciudad no sería tan maravillosa si este peculiar personaje no te estuviera esperando, con un cálido saludo y con ganas de asombrarte cada vez que sales de la estación del metro Westminster.

Gracias por leerme y espero que disfrutes de todas las fotos, comparte el post con todos tus amigos aventureros y espero verte pronto. Te mando un fuerte abrazo hasta dónde sea que me estés leyendo.


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