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Una ciudad que te robará el corazón.


Verona es aquella ciudad a la que todos los enamorados quieren ir, la ciudad que todos los amantes de Shakespeare desean conocer; pues dentro de sus doscientos kilómetros cuadrados, esconde elementos artísticos de diferentes épocas históricas, comida digna de cualquier emperador romano, vistas al río Adige que jamás olvidarás y un cuento lleno de romance, tragedia, cartas, notas y candados con promesas de un para siempre.

La ciudad de Romeo y Julieta me maravilló desde el comienzo, pero no fue hasta que empecé a adentrarme en su corazón que entendí, el por qué Shakespeare eligió esta parte de la región del Véneto para regalarnos aquella historia de amor.

Las callecitas, los tejados, el empedrado, el aroma a formaggio, a pizza, a calzone y a romance. Me hicieron sumergir en un mundo tan diferente al que conozco, que sin pensarlo, puedo decirte que es necesario pasar por este bello lugar, al menos alguna vez en la vida.

El recorrido por Verona es muy simple; lo primero que puedo recomendar, además de ya haber tenido una gran aventura en La Arena di Verona, es atravesar una de las calles con más estilo de la ciudad, la calle Mazzini. Prometo que les va a ofrecer un sin fin de cosas, desde ropa de alta costura, hasta comida de alta calidad. Y créanme que de estas dos opciones, la que más me gustó fue la comida, pues el calzone y el arancini de arroz, son algo de lo que seguramente Romeo también se enamoró al vivir aquí.

Al terminar el recorrido por la calle Mazzini es imperativo ir a la Plaza de las Hierbas, sentarse y comer las delicias ya adquiridas en aquella calle tan estrecha; de esta manera podrán admirar un poco el cielo, sentirse parte de la ciudad y vivir el momento más rico del día. Creanme que disfrutarán mucho de esta plaza, además de tener a la mano muchos puestos con un millón de recuerdos para llevar en el bolsillo.

El siguiente paso es sencillo, ir a la casa de Julieta, adentrarse y sin pensarlo, tocar el seno izquierdo de la estatua de aquella bella mujer para la buena suerte, colocar un candado, besarte con el amor de tu vida en aquel romántico balcón y dejar alguna nota en aquella pared llena de buenos deseos.

Después de aquí todo se vuelve más sencillo, nos quedarán solo dos lugares que ver, si es que solo tienes un día en Verona al igual que yo. El primer destino será llegar al épico Teatro Romano, te costará solo dos euros, un precio justo por ver algo bello y tener una parada al baño; pero antes del destino, lo más importante será el cómo llegar allá y lo mejor es perderse en aquellas calles empedradas, llenas de motonetas, autos pequeños, arquitectura asombrosa e iglesias monumentales.

Inevitablemente se debe de cruzar el río Adige y al llegar hasta lo más alto del teatro romano, sabrás que la moneda que dejaste en recepción valió toda la pena del mundo. Pero solo respira un poco, admira mucho y disfruta cada minuto en esta parte de la ciudad, pues aunque la vista sea muy bella, el dolor de pies aún no termina.

Al llegar aquí yo pensé que nada superaría esta vista, pero hay un último lugar al cual ir antes del atardecer. Solo se necesita regresar, pero no repitas los pasos, descubre un nuevo camino que te lleve hasta la Plaza de las Hierbas. Será fácil reconocer nuestro último destino, solo hay que ver el cielo para descubrir en lo alto La Torre de los Lamberti.

Desde aquí podrás tener una de las mejores vistas de la ciudad, además es gratis y lo gratis siempre es bueno; será fácil tomar un buen respiro de aire estando en la cima, ver el sol caer y las luces encenderse. Y prometo que sin dudar, desearás más días en esta ciudad, verás esos tejados tan cafés y verás por qué Verona después de unas cuantas horas, ya te ha robado el corazón.

Espero que disfrutes de las fotos, gracias por leerme, te mando un abrazo muy fuerte.


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